INTODUCCION
En la provincia del Chaco, Formosa, norte de Santa Fe,
Santiago del Estero y Salta en Argentina (el antiguo gran Chaco Gualamba),
también en Paraguay habitan los qom (tobas). La mayoría viven en el monte sin
ser propietarios de la tierra que ocupan, salvo unos pocos que tienen las
escrituras, pero el monte ya no es tan rico y sin límites como cuando vivían
sus antepasados. Otros habitan barrios suburbanos. Hay una gran migración a las
ciudades de Rosario y Buenos Aires.
Los qom presentan varias problemáticas en la salud,
tierra, educación y trabajo. Algunas de ellas son:
Provincia del Chaco
Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados de
la provincia: presenta denuncia recibida
de comunidades qom de Maipú y Barrio Belgrano sobre basural a cielo abierto
instalado por municipio de La Leonesa. Datos sobre demanda del Defensor del
Pueblo contra el Estado por condiciones infrahumanas de indígenas en Chaco.
Provincia de Formosa
Comunidad Toba (Qom): buscan solución de demandas
territoriales y denuncian desalojo violento y muerte ocurrida en noviembre de
2010. Buscan mesa de diálogo con Formosa;
denuncia criminalización de miembros de la comunidad por sucesos de noviembre
de 2010, y falta de reconocimiento de su líder. El cacique Félix Diaz
El cacique de la Comunidad toba de la Ciudad de Clorinda
pide por la falta de terrenos para comunidades.
La mayoría vive en condiciones precarias, sin territorio
y sin documentos nacionales de identidad (son considerados paraguayos) y falta de educación intercultural.
Existen problemas en el reconocimiento de territorio por
parte de los criollos, denuncian de que individuos están alambrando sus
territorios; necesidades en vivienda y salud.
Comisión Interétnica de los estudiantes de los Pueblos
Originarios (Wichi, Qom, Pilagas)de la Universidad Nacional de Formosa: invitan
al Primer Congreso Latino Americano de Estudiantes de Pueblos Originarios;
solicitud de financiamiento para congreso.
Los miembros de la comunidad Santo Domingo: denuncian la
usurpación de sus propiedades y no cuentan con título de las mismas.
Los miembros del Concejo de Comunidades Originarias:
denuncian problemas territoriales y hechos de violencia.
Comunidad Aborigen Km. 503: han solicitado a autoridades
ampliación de medición de territorio por riesgo de inundación, y hay riesgo de
desalojo.
Salud
En el 2001 el censo del Instituto Nac. de Estadísticas y
Censos (INDEC), declaró que 69.452
son habitantes qom asentados en chaco, Formosa y en
los suburbios de Rosario y Buenos Aires son qom. Estos indígenas que
sobreviven a la extrema pobreza, traducida principalmente a la falta de
alimentos y enfermedades severas. Esta zona del país registra los índices más
altos de necesidades básicas insatisfechas y las cifras más altas de mortalidad
materna e infantil. La desnutrición, la tuberculosis, y el mal de Chagas, entre
otras enfermedades, hacen estragos.
A 10.8 km esta el centro de salud-El cic, centro de
integración comunitaria (allí se encuentra el centro de salud)-sus problemas
son:
La distancia entre los indígenas y con el centro de
salud.
Personal insuficiente.
Incomunicación por no tener un idioma en común.
No se realizan acciones preventivas .
Otro problema que empeora su salud es el estado de las
viviendas, son viviendas precarias, paredes de adobe, o medias palmeras, piso
de tierra, techos de paja en algunos casos de chapa. La mayoría viven
hacinados, escasos muebles, pocos elementos de cocina, poca ropa. Alimentos
mucho mate con tortilla de harina a la parrilla y la mayoría de las veces comen
guiso que casi es una sopa. Atención sanitaria y prevención de la salud escasa,
por la discriminación no son atendidos diligentemente, para ellos no hay
turnos, siempre pasa primero el criollo.
En estos tiempos, siglo XXI, resulta increíble que
nuestros pobladores nativos continúen viviendo el “etnocidio” encubierto. Las
estadísticas nefastas, por desnutrición y falta de atención médica, aparecen en
los medios de comunicación, incluso en la prensa mundial. Mientras que los
únicos responsables, autoridades de todos los niveles, atienden
prioritariamente sus campañas políticas. Minimizando el tema, continúan el
flagelo histórico. Hoy, dentro de la Reserva Qom y los alrededores,
cuidadosamente se mantiene oculto el hecho de que la Tuberculosis se encuentra
fuera de control entre los indígenas. Los diferentes elementos, como el agua
con arsénico, la mala alimentación y falta de limpieza, ubican a la
gastroenterocolitis entre los problemas más serios, junto con el mal de Chagas.
En momentos de realizarse este trabajo, se ha informado que la vinchuca ha
desarrollado resistencia a los tóxicos con que se la combate.
La desnutrición completa el cuadro de situación para la
población Qom.
Las grandes distancias entre viviendas y puesto
sanitario, la pobreza, la imposibilidad de pagar transporte y medicamentos, mas
largas esperas, contribuyen a que se recurra poco al Puesto. Los tratamientos
prolongados no se pueden controlar y a veces, son interrumpidos.
Esto produce el empeoramiento del paciente y la
correspondiente agudización del problema. En caso de ser necesaria la
internación, lo trasladan al hospital de Castelli (70 Km.), por ser el pueblo
cabecera de esa región.
Los miembros de la familia rara vez lo aceptan, por
carecer de dinero para acompañar al paciente, ya que el hospital no contempla
la admisión de un acompañante.
El desarraigo es algo que también sufre el que debe
internarse, solo, entre extraños, sin recursos y sin saber de su familia. En la
Villa Río Bermejito, existe un Puesto Sanitario cuyas dependencias están
marcadamente por debajo del nivel de las escuelas vecinas. Lejos está de las
condiciones que debería tener un centro asistencial en ese lugar y con ese
clima.
El Puesto cuenta con dos vehículos y el hospital más
cercano al que se derivan a los pacientes necesitados de una atención más
compleja, es el de J.J. Castelli, a 70 km. de distancia. Habría que agregar que
13 km. son totalmente intransitables si llueve.
El hacinamiento en chozas o ranchos, compartido con los
perros, agrega la sarna, a los problemas antes vistos.
Además la existencia de víboras causa accidentes, sobre
todo en el fuerte verano. Los “médicos” o curanderos de esas comunidades o
grupos, actúan a la usanza antigua de los “piogonak”, chupando la sangre en el
lugar de la mordedura, aplicando luego un emplasto de yuyos. Los resultados son
nefastos para la víctima, toda vez que la toxina requiere un inmediato
tratamiento con el antídoto adecuado, como única solución válida. En
definitiva, el actual sistema (político-sanitario) debe ser cambiado de
inmediato. Funcionarios de todo nivel han tenido y tienen, mucho sufrimiento y
muerte en sus conciencias.
Tierra
La situación de la tenencia de tierras de los pueblos
indígenas en el país deriva de la desposesión histórica de grandes extensiones
de sus tierras por estancieros y por la presencia de empresas agropecuarias,
petroleras y mineras que operan en tierras reclamadas por comunidades
indígenas. La mayoría de las comunidades indígenas del país no cuentan con un
reconocimiento legal de sus tierras acorde a sus forma de uso (sin titulo de
propiedad).
Varias comunidades
indígenas reportaron haber cumplido con los requisitos de los programas
federales o provinciales de relevamiento y titulación territorial, sin obtener
una respuesta de las autoridades competentes. En algunos casos, las comunidades
reportaron haber entregado su documentación en diversas ocasiones durante
períodos de hasta 15 años, y repetidamente se les informaba que les hacía falta
la documentación requerida, por lo que debían comenzar con el proceso de
solicitud de nuevo. Las demoras se han debido a distintos motivos, entre ellos,
la insuficiencia de fondos, la complejidad de las situaciones de tenencia de
tierras, y la oposición por parte de los terratenientes u otros.
Otro factor que ha
contribuido a la demora en el reconocimiento y protección de las tierras
indígenas es la inadecuada coordinación entre el INAI y las provincias en la implementación
de la legislación nacional. Se ha reportado que en ciertas provincias, el
relevamiento no comenzó debido a desacuerdos en su ejecución e incluso a la
negativa por parte de ciertas provincias en reconocer los derechos reclamados
por los pueblos indígenas. Cabe notar que la normativa nacional refleja la
necesidad de coordinación y uniformidad de criterios empleados por los
gobiernos federales y provincial en temas indígenas.
Tras el
proceso de conquista, el pueblo toba fue despojado de sus tierras ancestrales y
se vio forzado a adoptar un estilo de vida que le era ajeno, con el consecuente
y violento descalabro de su cosmogonía, y el trastrocamiento de sus costumbres,
tradiciones y organización social.
El
proceso de conquista fue continuado y agravado por una política de exclusión
sistemática.
Expulsados de su patria histórica, los pueblos originarios tampoco fueron aceptados en la nueva sociedad. El Estado les negó toda forma de asimilación y participación, y no hubo lugar para ellos, salvo como mano de obra barata en los nuevos engranajes productivos.
Mientras los pueblos originarios eran vistos como símbolos del atraso y la barbarie, los colonos ocupaban la región de acuerdo a las pautas estatales de poblamiento: recibían tierras y facilidades del Estado, desarrollaban actividades productivas y comerciales, y ejercían cargos administrativos y de gobierno, atribuyéndose la función mesiánica del progreso regional, en nombre del trabajo, el desarrollo y la civilización.
Tras la usurpación de sus territorios y el despojo de sus recursos, muchos tobas se transformaron en peones rurales. Trabajaron en los ingenios, en los obrajes, en las compañías forestales y en la cosecha del algodón, siempre subsistiendo en infrahumanas condiciones de explotación, sin acceso a los servicios básicos, realizando las actividades más insalubres, percibiendo bajísimos salarios, en jornadas interminables, durmiendo hacinados en cuartos precarios, siempre en beneficio de los emprendimientos productivos establecidos por el blanco, sufriendo matanzas y persecuciones si se manifestaban en rebeldía o expresaban su descontento.
Los niños que iban a la escuela recibían instrucción en un idioma que no les era propio y en las clases se les relataba una historia donde a sus ancestros sólo les cabía el papel de salvajes.
A lo largo del siglo XX, las comunidades tobas fueron cayendo en un grado de postergación tal que gran parte de su población fue presa de la desnutrición, la tuberculosis y el chagas, con el terrible agravante de una sistemática falta de asistencia por parte del Estado. Los sucesivos gobiernos les han negado sistemáticamente el acceso a la salud, al trabajo, a la vivienda, les han usurpado los recursos, y ante la muerte de los aborígenes, el Estado se desentiende de toda responsabilidad: "Yo no los maté", dice, mientras desatiende sus propias obligaciones y viola las propias leyes que lo determinan como representante oficial de todos los ciudadanos del territorio argentino.
Expulsados de su patria histórica, los pueblos originarios tampoco fueron aceptados en la nueva sociedad. El Estado les negó toda forma de asimilación y participación, y no hubo lugar para ellos, salvo como mano de obra barata en los nuevos engranajes productivos.
Mientras los pueblos originarios eran vistos como símbolos del atraso y la barbarie, los colonos ocupaban la región de acuerdo a las pautas estatales de poblamiento: recibían tierras y facilidades del Estado, desarrollaban actividades productivas y comerciales, y ejercían cargos administrativos y de gobierno, atribuyéndose la función mesiánica del progreso regional, en nombre del trabajo, el desarrollo y la civilización.
Tras la usurpación de sus territorios y el despojo de sus recursos, muchos tobas se transformaron en peones rurales. Trabajaron en los ingenios, en los obrajes, en las compañías forestales y en la cosecha del algodón, siempre subsistiendo en infrahumanas condiciones de explotación, sin acceso a los servicios básicos, realizando las actividades más insalubres, percibiendo bajísimos salarios, en jornadas interminables, durmiendo hacinados en cuartos precarios, siempre en beneficio de los emprendimientos productivos establecidos por el blanco, sufriendo matanzas y persecuciones si se manifestaban en rebeldía o expresaban su descontento.
Los niños que iban a la escuela recibían instrucción en un idioma que no les era propio y en las clases se les relataba una historia donde a sus ancestros sólo les cabía el papel de salvajes.
A lo largo del siglo XX, las comunidades tobas fueron cayendo en un grado de postergación tal que gran parte de su población fue presa de la desnutrición, la tuberculosis y el chagas, con el terrible agravante de una sistemática falta de asistencia por parte del Estado. Los sucesivos gobiernos les han negado sistemáticamente el acceso a la salud, al trabajo, a la vivienda, les han usurpado los recursos, y ante la muerte de los aborígenes, el Estado se desentiende de toda responsabilidad: "Yo no los maté", dice, mientras desatiende sus propias obligaciones y viola las propias leyes que lo determinan como representante oficial de todos los ciudadanos del territorio argentino.
Este es un recorte periodístico de los qom reclamando 600 hectáreas:
A 6 meses de la
represión en Formosa: La cronología de la lucha Qom (comambiental.com.ar)
El 23 de noviembre, el gobernador de
Formosa, Gildo Insfrán, ordenó la represión en la Ruta Nacional 86, donde
miembros de la comunidad qom La Primavera reclamaban la devolución de 600
hectáreas que fueron tomadas para la instalación de una sede de la Universidad
Nacional de Formosa. Ese día asesinaron a Roberto Lopez y unas 35 personas
fueron detenidas. Luego, en un supuesto accidente en la ruta murió también
Mario López (pilagá).
"Creíamos que
cortar la ruta iba a ser la solución. Estuvimos 4 meses ahí en el corte. Y ahí
murió mi papá. El gobernador mandó la policía y ahí lo mataron. Dio su vida
para salvar nuestra tierra", dijo el hijo de Roberto Lopez a ComAmbiental. A dos días de ese episodio, Cristina Fernández ofreció un discurso desde
la Casa Rosada anunciando la creación de obras energéticas en el NEA-NOA, en
teleconferencia con el gobernador Insfrán, a quien felicitó por los avances en
las obras. No hizo mención alguna a la represión contra el pueblo indígena.
Esperando a CFK. No obstante, luego de la
represión, 70 integrantes de la comunidad se movilizaron hasta la Ciudad de
Buenos Aires, y se instalaron en carpas en la intersección de Av. De Mayo y Av.
9 de julio, solicitando una audiencia con la Presidenta para que interceda en
la solución del conflicto desatado con su aliado, Gildo Insfrán.
A un mes de la represión,
y ante la falta de respuesta, el líder de la comunidad, Félix Díaz, dio
comienzo a una huelga de hambre. Pocos días después, el Ministro del Interior,
Florencio Randazzo, prometió otorgar una audiencia para iniciar un diálogo con
la comunidad. Sin embargo, el encuentro fue suspendido 10 minutos antes de la
hora pactada, y se concretó tres días después.
Primera reunión. El 30 de diciembre, Félix Díaz se
reunió con autoridades del Ministerio del Interior y otras departiciones
nacionales para exponer las problemáticas territoriales y sociales que afectan
a su comunidad. Allí se firmó un acta en el que las partes asumían el
compromiso de establecer “acciones conjuntas dirigidas a resolver el
conflicto”. Entre los compromisos puntuales, estaba gestionar los DNI que
fueron quemados durante la represión.
Negociaciones. El pasado 2 de mayo, horas antes
de que se concretara una conferencia de prensa con el Premio Nobel de la Paz,
Adolfo Pérez Esquivel, el Ministro del Interior, Florencio Randazzo, convocó a
Félix Díaz a una reunión en la Casa Rosada. Influyó también el pedido de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos para garantizar la vida de los qom. Allí, tras
varias horas de conversaciones, se firmó un acta de compromiso, cuyo punto
principal es la creación de una Mesa de Diálogo y Trabajo integrada por
dependencias del Estado Nacional y el formoseño y representantes de la
Comunidad La Primavera, junto con organismos de derechos humanos.
La primera reunión
se concretó el lunes 9 de mayo y se acordaron como puntos prioritarios: elegir a los representantes de la
comunidad en asamblea, prohibir el arrendamiento de tierras en el marco de las
normativas vigentes, solicitar al Parque Nacional Pilcomayo una evaluación
técnica para solucionar la superposición en la tenencia de las tierras, avanzar
en la aplicación de la Ley 26.160 y evaluar los avances realizados entre las
partes.
Como parte de este
acuerdo, Félix Díaz regresó a Formosa y participó de la asamblea realizada el 21 de mayo. Allí se decidió que el sábado 4 de
junio se elegirán las autoridades de la comunidad, tal como se pactó en la
reunión con Randazzo. Se invitó también a participar a Sanabria, pero no
concurrió. "La propuesta de la fecha la presentaremos el 30 de mayo en
Casa de Gobierno, en la Capital Federal", anunciaron a través de las redes
sociales. Tendría que haber sido hoy, pero la reunión se habría suspendido,
aunque también la marcha sigue en pie.
Educación
La experiencia negativa de asistir a escuelas no
aborígenes, donde el niño convivía con compañeritos cuya lengua no entendía y
además no podía comunicarse con el docente, hizo que comenzaran a luchar por
una alfabetización en idioma materno. Surgieron los maestros aborígenes: el que
sabía escribir enseñaba al que no sabía, luego los mema: maestros formados en
escuelas secundarias y finalmente maestros de nivel terciario.
Los jóvenes toba
exhiben una de las tasas de abandono escolar más altas de los pueblos indígenas
del país. Seis de cada diez chicos de entre 15 y 19 años que asistieron alguna
vez a un establecimiento educativo no completaron el ciclo primario. La falta
de dinero para comprar zapatillas y útiles escolares y la necesidad de trabajar
son algunas de las principales causas que explican este abandono de
escolaridad.
La mitad de los
chicos y las chicas no termina séptimo grado y que sólo un adolescente de cada
cuatro ingresa a la escuela secundaria. No obstante, destaca también los
esfuerzos de la Provincia del Chaco y del Gobierno Nacional por expandir la
matrícula a través de programas como la Asignación Universal por Hijo y el Plan
Fines. Según datos oficiales del gobierno de Chaco, el total de estudiantes
indígenas en 2007 era de 14 mil, en el 2009 ascendió a 16.900 y, actualmente,
la cifra supera los 21 mil.
El pueblo toba
es el tercero en tamaño en el país y uno de los pocos que aún preserva su
idioma nativo. A diferencia de los kollas o los mapuches que luchan contra la
extinción de sus lenguas maternas, el 78% de la población toba utiliza la
lengua indígena para comunicarse en el hogar y mantiene vivo el idioma de los
ancestros.
Los jóvenes
aprenden el español en la escuela como segundo idioma, pese a que muchas veces
los docentes no conocen la lengua indígena de sus alumnos y no tienen
herramientas para trabajar con ellos en las aulas. La falta de maestros
indígenas bilingües y de programas interculturales en las escuelas, son sólo
algunas de las barreras que los chicos encuentran a la hora de concluir su
alfabetización con éxito.
Trabajo
Desde hace un año, la comunidad Qom “Potae
Napocna Novogoh” (La Primavera) de la provincia de Formosa trabaja junto a
docentes e investigadores de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) y de
otras universidades en el desarrollo de su agricultura. A partir de esta
iniciativa, cuyo objetivo es lograr que el pueblo produzca sus propios
alimentos y comercialice los excedentes, recientemente se realizó con éxito la
primera cosecha de maíces donados por la Federación Agraria y desarrollados por
el programa de mejoramiento de la FAUBA.
El vínculo entre la comunidad Qom y la
FAUBA comenzó en 2011, luego que el cacique Félix Díaz visitara la facultad
junto al escritor y periodista Osvaldo Bayer para disertar sobre la situación
de los pueblos originarios en relación a la tenencia de las tierras. La
presentación derivó en un pedido de ayuda para iniciar trabajos agrícolas en la
comunidad. Así fue cómo la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria (CALISA) de
la FAUBA formó un grupo de trabajo para elaborar diferentes líneas de apoyo.
Según Libertad Mascarini, docente de la
Cátedra de Floricultura de la FAUBA, quien también participó de la visita a La
Primavera: “El Estado tiene una deuda muy grande con los pueblos originarios.
Desde la FAUBA queremos asistirlos en la implementación de nuevas técnicas de
producción, que estén integradas a su cultura, no asociadas a la rentabilidad”.
En este sentido, destacó que en la
región que habitan los Qom en Formosa existen ejemplares de las palmeras Pindó,
que poseen un alto valor en el mercado internacional. “Queremos hacer
propagación sin depredar el monte. Hay muchas otras ornamentales y riqueza
nativa que, sin descuidar la naturaleza, pueden convertirse en una fuente de
ingreso”, apuntó.
La producción
artesanal supone distintos aspectos de la elaboración de los objetos, según las
distintas etapas que conlleva. Se trata de toda una gama de actos que se
desencadenan mientras el artesano o la artesana realizan su trabajo y que
reproduce y reelabora prácticas aprendidas desde distintas vertientes de su
historia personal.
El proceso de
trabajo es el resultado de una cadena de "actos profundos" y
sucesivos de transformaciones que a su vez son consecuencia de procesos
manuales. Se trata de una cadena porque cada eslabón en la elaboración de un
objeto, constituye en sí un ciclo cerrado que deberá completarse antes de pasar
al siguiente paso. En este sentido, son actos profundos pues implican una
metamorfosis en cada fase: de materia prima en su estado natural a material
maleable y de objeto formado a objeto decorado y terminado (Turok, 1988).
La producción
artesanal implica la presencia de saberes y prácticas que comprenden distintos
aspectos, tales como: la elaboración de las artesanías con las distintas etapas
que conlleva, hasta la comercialización a través del "salir" a vender
a negocios o en ferias.
Esta perspectiva
nos conduce a la noción de habitus en tanto capacidades activas,
inventivas, creativas de los artesanos, pues se trata de un conocimiento
adquirido y un saber que puede llegar a funcionar como un capital. En otras
palabras, el hábitus es un sistema de esquemas de percepción, una estructura
mental a través de la cual es posible aprehender el mundo social, pero a su vez
es un sistema de producción de prácticas (Bourdieu, 1999).
En ocasiones,
los procesos de aprendizaje del oficio van más allá de un conocimiento sobre
los procedimientos técnicos para la elaboración de las piezas y formas de
comercializar la producción, que comprenden todo un cuerpo de valoraciones y
creencias acerca de la práctica, que focalizan en la misma y a la vez se
proyectan como imágenes sobre lo real y sobre maneras de ver el mundo.
Los canales de
aprendizaje involucran principalmente a parientes (madres, padres, abuelas,
abuelos, tíos, hermanos); conocidos y amigos; de manera autodidacta y; espacios
de circulación/comercialización como ferias y mercados